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jueves, 19 de septiembre de 2013

Grasa parda y grasa beige, dos promesas para combatir la obesidad desde el propio organismo

 



No toda la grasa que acumulamos en el cuerpo es igual, ni tenemos la misma facilidad para deshacernos de ella. La grasa parda, que hasta hace poco solo interesaba a unos pocos investigadores, se ha revelado como una gran promotora del gasto energético, con su consiguiente papel en el metabolismo de los triglicéridos y la glucosa. El potencial de la grasa marrón ha sido el objeto de la sesión plenaria “New powers of brown fat: Fighting the Metabolic Syndrome” que ha pronunciado hoy el investigador Jan Nedergaard, de la Universidad de Estocolmo en Suecia, durante el 20º Congreso Internacional de Nutrición de la International Union of Nutritional Sciences (IUNS) que se está celebrando en Granada (España).
Hasta hace poco toda la grasa que se conocía era “blanca”, la grasa común que almacena energía y es responsable del exceso de masa corporal de algunas personas. Pero recientemente ha cobrado importancia otro tipo de grasa, “la grasa parda”, que se acumula sobre todo en los primeros años de vida para ayudar a los niños a mantener una buena temperatura corporal ante el frío. Sin embargo, cada vez más estudios sugieren que los adultos tienen pequeñas cantidades de esta grasa parda que podría ayudarles a mejorar su metabolismo y, en consecuencia, a prevenir la obesidad.


Pie de foto: Profesor Jan Nedergaard, del Departamento de Molecular Biosciences en The Wenner-Gren Institute, Estocolmo (Suecia).

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