Una alta adherencia a una dieta mediterránea tradicional suplementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos reduce en un 30% el riesgo relativo de sufrir una complicación cardiovascular en personas con alto riesgo, comparada con una dieta baja en todo tipo de grasa, según los resultados del estudio PREDIMED, el mayor ensayo clínico de intervención nutricional realizado en Europa, que se presenta en el marco del Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Interna, que se celebra del 21 al 23 de noviembre en Málaga.
En PREDIMED se han analizado los posibles mecanismos por los que la dieta mediterránea podría ejercer este efecto protector. "En este sentido, -afirma el Dr. Ramón Estruch, primer autor del estudio, y del Servicio de Medicina Interna del Hospital Clinic de Barcelona- hemos observado que actúa sobre el metabolismo de la glucosa, disminuyendo la resistencia a la insulina, reduce la presión arterial y mejora el perfil lipídico. Además, hemos comprobado que reduce los marcadores de estrés oxidativo y de inflamación sistémica, por lo que gran parte de sus efectos deberían atribuirse a su actividad antioxidante y antiinflamatoria".
El tratamiento de muchas enfermedades crónicas, como las cardiovasculares, debería empezar con una modificación de los hábitos de vida, como un cambio a un patrón de alimentación más saludable y una mayor actividad física. Si no surge efecto es cuando debe iniciarse un tratamiento farmacológico. Las personas con sobrepeso u obesidad no deben tener miedo de consumir aceite de oliva o frutos secos, siempre que estos alimentos se engloben dentro de un patrón saludable como la dieta mediterránea.
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